“Oye, Juan, un paisaje”. “La playa de Camposoto,

que es la mía, y la bahía de Cádiz”.

Un momento antes he entrado en la sala de profesores y lo he encontrado allí, concentrado, afanado en su trabajo, con sus papeles y su portátil por delante. Me dirijo a él y le pregunto que si tiene un momento. Con una sonrisa y en tono cordial, me responde que sí, que por supuesto. Así es Juan. Le pido entonces que me conteste unas preguntitas para hacer una pequeña introducción a los poemas y fotografías que va a compartir con nosotros en “Pandora”. “¿Me vas a hacer una entrevista?” Yo respondo que sí, pero cuando ve que no llevo nada en las manos y que allí mismo busco un folio en blanco y pido un lápiz prestado, me dice, y con razón, que qué clase de entrevista es esa. Para salir del paso, le contesto que yo entrevisto como Jesús Quintero, dejando hablar al entrevistado, improvisando, aunque tengo que renunciar al cigarrito porque no se puede fumar en los centros públicos… ni en ningún sitio. Él se queja de nuevo diciéndome que no sabe contestar bien así, que lo suyo sería en un bar con una cervecita por delante. Así es Juan. Le prometo que en otro momento. Y así, entre dimes y diretes y alguna que otra preguntita, voy confirmando lo que ya sospecho, que este gaditano, nacido en San Fernando, es todo un artista, en el más amplio sentido de la palabra: amante del flamenco, de las papas con choco, del carnaval, de la fotografía, de la literatura y, por supuesto, del mar. Como ve Juan que mi entrevista está resultando algo caótica, me propone rescatar la siguiente reseña que en su momento le hizo su esposa Carmen que, en definitiva, es una de las personas que mejor lo conocen.

“Juan Silva nace una mañana de julio de 1961 en La Isla, una blanca ciudad de la bahía de Cádiz. Allí pasó los tímidos años de su infancia y los inquietos años de su adolescencia. De esas inquietudes adolescentes nace la idea de fundar, junto con dos amigos, el colectivo ecologista Ortiga, allá por los finales de los 70, y más tarde marcharse a Sevilla a comenzar sus estudios de Biología. Se enamoró de la ciudad y eligió un rinconcito de Triana para quedarse, o mejor, para volver siempre que sus ocupaciones de profesor o su querencia por el mar, su gente y los carnavales se lo permiten.

Mezcolanza es el producto de una vocación nacida muy recientemente del espíritu inquieto de Juan Silva. No pensaba “Juanito el del Ocaso”, cuando recorría las calles de La Isla cobrando recibos para pagar sus estudios de biología, que acabaría viendo publicados esos retazos de alma que vertía sobre servilletas de papel en la barra de algún bar. Precisamente de esos ratillos entre copa y copa, intercambiando sueños con su amigo Alfredo Verdona, surgió Pares y Nones, una edición al alimón y totalmente artesanal de los devaneos poéticos de ambos.

La poesía, el flamenco y la fotografía pasean por sus manos en los momentos de ocio que pueblan la cotidianeidad de sus días. La relación entre poesía y flamenco le llevó a escribir algunas letras para el cante. Una de ellas aparece en el disco Agüita del grupo EA!..., con el título de Tango de La Isla. También ha compuesto una adaptación para el baile flamenco de la obra de Lorca La casa de Bernarda Alba.”

Bienvenido a Pandora.